Museo Gabriela Mistral (historia completa)

Categoría de monumento histórico para sus colecciones, por Decreto Supremo nº 192 del 07-05-1987.

En la propiedad en donde se ubica el Museo Gabriela Mistral de Vicuña, originalmente calle Maipú N° 759, se ubicaba la humilde casa de barro y adobe donde nació Gabriela Mistral el 7 de abril de 1889. Ella dirá años después: “La casa en que yo nací no existe ya. Yo misma la vi caída en el suelo. Es cierto que nací en Vicuña, pero a los diez días mis padres me llevaron al pueblo de La Unión (hoy Pisco Elqui), donde se habían caso. Mi nacimiento en Vicuña fue un puro azar”. En esa casa había nacido también, en 1845, Petronila Alcayaga Rojas, doña Petita, madre de Gabriela Mistral, descendiente de pobladores del valle.

En una carta a su amigo, el vicuñense Pedro Moral Quemada, y relatando el lugar de su nacimiento, Gabriela Mistral le dice: “Aquí va lo que yo sé de ese número 759 de la calle Maipú. Yo nunca he negado el haber nacido en esa casa. Mi madre viajó desde La Unión a Vicuña a ver médico. Tal doctor se llamaba Alfredo Marín. Dudo el nombre, no el apellido. Allí nací yo, de sorpresa, en una casita que era de mi madre por herencia de mi abuela, supongo. Pasada la cuarentena ella regresó a La Unión, donde mi padre (Jerónimo Godoy Villanueva) era maestro”.

Pasada esa “cuarentena” comenzará en doña Petita y sus dos hijas, Emelina y Lucila (de apenas semanas de nacida), una constante ruta de ir y venir por el valle, de Vicuña a La Unión, y viceversa. El padre, Jerónimo Godoy, en tanto, iniciaba su propia errancia por rutas diversas. Pero aquella casita de la calle Maipú, rodeada de un amplio huerto, quedaba como lugar, sitio y espacio para el hoy Museo Gabriela Mistral de Vicuña. Una Ley de la República, promulgada el 9 de agosto de 1960, determinaba el cambio de nombre de la calle Maipú por el de calle Gabriela Mistral. La iniciativa, que había sido propuesta por la Ilustre Municipalidad de Vicuña, señalaba “que Vicuña, como ciudad cuna de su nacimiento, debe perpetuar su nombre, su memoria, dando el nombre de Gabriela Mistral, a la calle Maipú, en que se encuentra la casa en que ella nació”.

También, en noviembre de 1967, a diez años de la muerte de la Premio Nobel chilena, Eduardo Frei Montalva, Presidente de la República, “aprueba, sanciona y promulga la Ley 16.719 que crea una comisión destinada a preparar un programa para destacar la personalidad y difundir la obra literaria de Gabriela Mistral. Destina, además, fondos para habilitar la casa en que nació la poetisa, en Vicuña, y establecer allí un museo en el mismo inmueble”.

Según datos entregados por el mismo Museo Gabriela Mistral de Vicuña, sus orígenes se remontan al 30 de noviembre de 1935, cuando por iniciativa del alcalde Julio Álvarez, un connotado grupo de vecinos de Vicuña crea las bases para dar forma al Centro Cultural Gabriela Mistral, institución que tendría entre sus objetivos apoyar todas las iniciativas culturales de la ciudad, crear una biblioteca pública, un hogar para niños, y un museo para perpetuar y rendirle merecido homenaje a la insigne poetisa. Crear El rincón de la Mistral en Chile era la idea de Emelina Molina Alcayaga, hermana de Gabriela.

El 20 de enero de 1936 tuvo lugar la sesión constitutiva de dicho centro y el 12 de octubre comenzó a funcionar la incipiente biblioteca en calle Maipú 238. Ese mismo año la biblioteca recibiría, a través de su hermana Emelina, 905 libros aportados por Gabriela Mistral que pertenecían a su biblioteca personal en la ciudad de La Serena, los cuales podrían considerarse los primeros objetos que tendría el futuro museo. 177 libros más del mismo origen llegarían en 1942.

El museo del Centro Cultural Gabriela Mistral sería inaugurado el 18 de septiembre de 1957, siendo su primera directora doña Isolina Barraza de Estay. Le sucedería en el cargo Pedro Moral Quemada, a quien por su activa y fecunda labor por más de 25 años en el centro cultural se le concedió el título de Presidente Honorario Vitalicio de la Institución. Otros miembros destacados reemplazaron a Moral Quemada en la dirección del museo hasta que la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (DIBAM, que posteriormente fue absorbida por el Servicio Nacional del Patrimonio Cultural), se transformó en depositaria de la herencia legada por el centro cultural.

El edificio del museo fue construido en el huerto que albergaba la antigua casa de Gabriela Mistral, correspondiéndole al arquitecto Óscar Mac-Clure Álamos su concepción y diseño. Fue inaugurado el 13 de noviembre de 1971.

EN LA ACTUALIDAD:

Ya en el siglo XXI, luego que Doris Atkinson –la heredera de la albacea de Mistral, Doris Dana– decidiera entregar el Estado chileno los bienes de la poeta que quedaron en Estados Unidos tras su deceso, se inició una importante remodelación del complejo.

Las obras, a cargo del arquitecto Francesco di Girólamo Quesney, fueron inauguradas el 7 de abril de 2010. La remodelación incluye simbólicamente el trazado de una línea diagonal sobre el total del terreno del museo, una recta que une el lugar con la tumba de Gabriela Mistral en Montegrande.

Hoy en día, el museo se encuentra a cargo del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural. Su colección está compuesta por cuatro fondos:

- Fondo Doris Atkinson: conformado por la donación realizada en 2007 por la albacea de Gabriela Mistral al Estado chileno, entre la que destacan objetos personales, manuscritos, obras de arte, postales, fotografías y primeras ediciones pertenecientes a la poetisa, entre otros.

- Fondo Barnard College: correspondiente a la biblioteca personal de la poetisa, donada por Doris Dana, a través de la albacea Doris Atkinson, tras el fallecimiento de Gabriela Mistral.

- Fondo fotográfico: creado por el Centro Cultural Gabriela Mistral en 1935 y completado con donaciones y adquisiciones.

- Fondo documental: conformado inicialmente con documentos del Centro Cultural Gabriela Mistral, que se han ido completando con adquisiciones y aportes pertenecientes a Isolina Barraza, Marta Samatán y Sonia Estay.

En 1987, la Colección del Museo Gabriela Mistral de Vicuña, así como todas las colecciones dependientes de la entonces DIBAM, fueron declaradas monumento histórico, con el objetivo de asegurar su preservación y resaltar su valor patrimonial y cultural para la nación.